COMUNICACIÓN ASERTIVA
MAMÁ – PAPÁ y GINECOBSTETRA
Por siglos el nacimiento del los seres humanos se dio en su lugar
de vivienda o cerca de ella; generalmente asistida por alguna mujer de la
familia o por alguna mujer de su entorno con experiencia para atenderla,
llamadas matronas o parteras.
El nacimiento en instituciones de salud es relativamente reciente;
no más de setenta años; es probable que muchas mamás y la mayor parte de las
abuelas de las embarazadas que están leyendo este artículo, hayan nacido en sus
casas.
En la llamada institucionalización del nacimiento y la aparición
formal de la especialidad de la ginecología y obstetricia hubo una
transformación de cómo naceríamos; empezando por que los partos serían
atendidos por los obstetras, entonces siendo mayoría varones.
Sin duda, hubo una reducción sumamente importante en las
complicaciones y muertes tanto de las mamás como de los bebés; esto gracias al
advenimiento de mayores conocimientos, el control prenatal, nuevos medicamentos,
posibilidades de transfusión sanguínea, antibióticos, equipos de diagnóstico
como el ultrasonido y los monitores cardiotocográficos, importantes avances en
anestesiología así como la posibilidad de hacer con alta seguridad el
nacimiento mediante la cesárea.
La obstetricia actual, ha
tomado un enfoque muy importante al ver en el embarazo el cuidado dos
individuos; Madre y Bebé.
Actualmente también existe un mayor deseo de conocimiento,
capacidad de decisión, actitud proactiva y preparación de ambos padres, así
como participación paterna ante el proceso del embarazo y parto.
Los tiempos en que en el proceso del cuidado de madre e hijo era
el médico quien tomaba todas la decisiones y estas no eran cuestionables;
terminó hace muchos años.
Ahora nuestra comunicación debe ser asertiva, lo que significa abierta,
clara, sincera, en el marco del mutuo respeto y la confianza.
Los Médicos tendremos principios básicos:
-
La mujer es la protagonista
durante el nacimiento.
-
Es fundamental respetar los
procesos naturales y las decisiones de ambos padres.
-
Utilizar medicamentos,
monitoreo e intervenciones cuando estén validadas y con indicación precisa que
redunde en la salud del binomio Madre – Bebé; y que previamente hay sido entendida y
consentida por la Madre.
- En la atención integral se
involucra después del nacimiento entre otros aspectos, apego inmediato, alojamiento
conjunto y la lactancia materna.
- Se reconoce la autonomía de decisión de
cada mujer embarazada pero debe quedar claro que en quienes han puesto su
confianza son expertos en la obstetricia.
- Existen protocolos de seguridad
clínica y el hecho de no seguirlos implica posibles complicaciones. Todo
embarazo conlleva riesgos biológicos inherentes al proceso de reproducción.
Es preciso reflexionar que en Medicina no todo es biología,
fisiología, tecnología, modernidad y novedad, sino que es imprescindible
considerar sus raíces humanitarias, muy especialmente en el proceso del
nacimiento en donde el personal de salud juega un papel fundamental ya que
facilita y promueve la facultad de la mujer para el ejercicio de sus derechos
sexuales y reproductivos.
La llegada de un humano es un hecho único
e irrepetible y es responsabilidad de todos el que se de en las mejores
condiciones.
Dr. Paulo Meade Treviño
Ginecologo
y Obstetra
Miembro
del Comité de Actividades Científicas
Federeación
Mexicana de Colegios de Obtetricia y Ginecología